Editora: Myriam Nissensohn (Cdad.Aut.de Buenos Aires)

LOS CONJURADOS

.....................................................Jorge Luis Borges

( 1985 )

"Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso. ...La belleza no es privilegio de unos cuantos nombres ilustres. Sería muy raro que este libro, que abarca unas cuarenta composiciones, no atesorara una sola línea secreta, digna de acompañarte hasta el fin." J.L.B.

Ginebra, 9 de enero de 1985, Prólogo para Los Conjurados, Obra Poética, 3 Alianza Editorial.

CRISTO EN LA CRUZ

Cristo en la cruz.Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura.

Cristo no está en el medio. Es el tercero. La larga barba pende sobre el pecho.

El rostro no es el rostro de las láminas. Es áspero y judío...El hombre quebrantado sufre y calla.

No lo alcanza la befa de la plebe que ha visto su agonía tantas veces. La suya o la de otro da la mismo.

...No le está dado ver la teología, la indescifrable Trinidad, los gnósticos...

La Inquisición, la sangre de los mártires, las atroces Cruzadas, Juana de Arco,

el Vaticano que bendice ejércitos.

Sabe que no es un dios y que es un hombre que muere con el día. No le importa.

Le importa el duro hierro de los clavos. No es un romano. No es un griego. Gime.

Nos ha dejado espléndidas metáforas y una doctrina del perdón que puede anular el pasado.

¿De qué puede servirme que aquel hombre haya sufrido, si yo sufro ahora?

LA TARDE

Las tardes que serán y las que han sido son una sola inconcebiblemente.

Son un claro cristal, solo y doliente, inaccesible al tiempo y a su olvido....

...La tarde elemental ronda la casa. La de ayer, la de hoy, la que no pasa.

ON HIS BLINDNESS

Al cabo de los años me rodea una terca neblina luminosa que reduce las cosas a una cosa

sin forma ni color. Casi a una idea. La vasta noche elemental y el día lleno de gente son esa neblina de luz dudosa y fiel que no declina.

A los otros les queda el universo; a mi penumbra, el hábito del verso.

MILONGA DEL INFIEL

De tierra adentro venía y a tierra adentro volvió;

acaso no contó a nadie las cosas raras que vió.

No lo asombró ver su cara repetida en el espejo;

la vió la primera vez en ese primer reflejo.

Los dos indios se miraron, no cambiaron ni una seña.

Uno -¿cuál?- miraba al otro como el que sueña que sueña.

Tampoco lo asombraría saberse vencido y muerto;

a su historia la llamamos la Conquista del Desierto.

"...Empiezo por divisar una forma, una suerte de isla remota, que será después un relato o una poesía. Veo el fin y veo el principio, pero no lo que se halla entre los dos. Esto gradualmente me es revelado, cuando los astros o el azar son propicios..." J.L.B.

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