ETIMOLOGÍAS Y OTROS ORÍGENES

Entraremos hoy en el terreno del crimen.

Esta palabra, que tan grave nos suena, no indica más, etimológicamente, que una distinción o separación, como en discriminar. El crimen sería aquello que la ley y los jueces distinguen como tal. Pero también es, en cierto modo, lo que según la ley y los jueces distingue al criminal y lo separa de la sociedad. Una cosa deriva de la otra: lo que es un crimen es aquello que es tan gravemente dañino que debe ser distinguido de las acciones comunes. El criminal queda así también distinto y separado del común de las gentes.

Y pasemos a los crímenes y delitos específicos:

Es bastante sabido que los primitivos asesinos eran terroristas políticos del siglo XI que mataban a los enemigos en nombre del Islam, dirigidos por el llamado Viejo de la Montaña. El nombre de esos terroristas derivaba del árabe hassasin, bebedores de hashish.

Ya hemos visto quiénes eran los ladrones primitivos (ver el capítulo SER). La palabra deriva de su condición de mercenarios, y significaba algo así como servidores. No tenía en sí misma nada de ofensivo y se ha utilizado como apellido hasta nuestros tiempos. La misma raíz entra en la palabra idolatría, servicio de los ídolos. También ególatra sería el que se sirve a sí mismo, aunque más bien sea el que se las arregla para hacerse servir por los demás.

En cuanto al estafador, lo que hace etimológicamente es hacerle perder el estribo a su víctima ( staffare: sacar el pie del "estribo") con lo que la deja desequilibrada.

Los criminales van presos cuando se les prueba su delito. Van a presidio, muchas veces. Lógicamente, el lector no dudará de que preso y presidio tienen un origen etimológico común. Pues no es así. El término preso está relacionado con prender, mientras que la palabra presidio está emparentada con...presidente. En esta época de escándalos presidenciales y "gobierno de los jueces", este último parentesco quizá sorprenda menos. Pero el vínculo proviene de las fortalezas que protegían o "presidían" ciertas poblaciones y que se utilizaban también como cárceles.

Con todos estos temas se relaciona obviamente el concepto de culpa, "guilt", en inglés. No se conoce el origen de esta palabra, pero hay quien la vincula con la palabra alemana "gelt", dinero. Esa extraña relación provendría de que la culpa era originalmente una cuestión de orden privado que se solucionaba con un pago. Eso resultará menos increíble si se tiene en cuenta que la palabra pagar está relacionada etimológicamente con apaciguar, pacificar, y la misma relación se encuentra en otros idiomas, como en el hebreo leshalem, pagar, y shalom, paz.

En fin, dejemos este mundo de los conflictos que nos ofrece tantas sorpresas, y que encontramos más omnipresente que lo que antes creíamos, recordando sólo que el término rival (del latin rivälis, de rivus, río), con la hostilidad que en general implica, no designaba originalmente más que al vecino de enfrente, el que habitaba en la ribera opuesta, del otro lado del río, y que por tanto competía por el uso de las mismas aguas.

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